Reiki es una de las terapias alternativas más extendidas en Europa y en Estados Unidos. Los principales centros sanitarios estadounidenses tienen sus propios espacios de reiki como complemento a los tratamientos de medicina convencional. Esta técnica consiste en la canalización de energía universal a través de la imposición de manos.
El terapeuta o el maestro reiki se transforma en el canal a través del cual circula esta fuerza con el objetivo de aportar bienestar y equilibrio a la persona beneficiaria. En definitiva, trabaja con su campo energético para armonizarlo. Un mismo también puede auto-tratarse con esta energía.
Reiki tiene su origen en Japón y significa: rey (universal) y ki (energía). Para unos, la elección del reiki en sus vidas viene motivada por una actitud holística de la que son adeptos, que parte del principio de que cuerpo y mente están unidos. Para otros, representa un intento de cuidado cuando no encuentran otras soluciones a sus problemas físicos.
Existen asociaciones que ofrecen voluntariamente sesiones gratuitas a personas que lo pueden necesitar. Una de estas organizaciones es Voluntarios Reiki, nacida en Lleida en 2007. La entidad tiene una decena de delegaciones repartidas por Cataluña, algunos puntos de España, Italia y próximamente Inglaterra. Vic es una de las ciudades donde recientemente la organización ha empezado a trabajar.
Imagen: Asociación de Voluntarios de Reiki Lleida
Según Dolores Camacho, maestra y terapeuta reiki, “llegamos a unas doscientas personas. Algunas sin recursos económicos, otros con discapacidades psíquicas, físicas o mentales, con enfermedades graves, sin hogar o sin familia; personas que no encuentran trabajo y se encuentran en una situación de estrés, etc. “. También hacen sesiones con perros maltratados.
Quien recibe este tratamiento puede relajarse, eliminar el estrés, mejorar sus defensas, reducir el insomnio y, en general, activar la capacidad de su cuerpo para mejorar su bienestar. No es un tratamiento para curar enfermedades, sino que tiene como finalidad mantener una mente y un cuerpo sano.
“El practicante coloca las manos suavemente sobre la zona afectada o, en el caso de un tratamiento completo, en todo el cuerpo, empezando por la cabeza y terminando por los pies”, explica Marta Segura, terapeuta reiki. “Cada posición de las manos se mantiene unos minutos sobre los chakras o centros energéticos principales de la persona”. No se han encontrado efectos secundarios negativos a esta técnica nacida hace 2.500 años. Y los beneficios que produce se empiezan a notar al cabo de pocas sesiones.